lunes, 19 de noviembre de 2012


'Bakemono' y 'Bakemono: Luna Roja Preludio', más intenciones que resultados


Bakemono
Xian Nu Studio es el nombre que recibe el par de autoras de ‘Bakemono‘, la franquicia de la Línea Gaijin en la que más se está enfocando Editores de Tebeos. Según palabras de la editorial es la obra que más éxito tiene, llegando a ser la novedad más vendida hace dos años en el XVI Salón del Manga de Barcelona, lo cual muestra la popularidad de esta obra.
La historia nos presenta a Mayu, una joven huérfana de pelo blanco adoptada casi a la mayoría de edad por Evein, cazador de unos monstruos llamados Bakemonos. Bajo su tutela y acompañada de su hermano Mafuyu se entrenan para ser cazadores de renombre. Pero el pasado y el linaje de la chica encierran misterios que pueden traer la destrucción del mundo.

Un dibujo bueno, lo demás se quedó en nada

La historia se desarrolla de forma muy irregular a lo largo de los dos tomos de los que aún consta la obra a la hora de escribir esta reseña. El primero de ellos no se muestra absolutamente nada de gran relevancia más que presentar el mundo de una forma vaga, sin historia y sin contar apenas nada importante de los personajes. Pasamos de unas batallas inmediatas y sin trasfondo a unos intentos de vida cotidiana para acabar con una pelea larga y aburrida que nos deja como estábamos, sin que nada suceda en los personajes. Esto se remata con unos personajes que se demuestran irreales en su máximo exponente, Mayu está constantemente nombrando a Mafuyu, cosa que en la vida real no pasaría, pues por experiencia propia no llamo a mi hermano por su nombre veinte veces por hora, y Mafuyu hace que no le importe absolutamente nada con un comportamiento de sociópata.
Luego pasamos al segundo tomo, donde si me dicen que han cambiado los cerebros de los personajes, me lo creo a pies juntillas. Mayu de golpe desconfía completamente de su familia adoptiva tras intentar caer bien a su hermano, Mafuyu de repente se fija en su hermana adoptiva sin ningún motivo real, un personaje contra el que se enfrentaban ahora vive con ellos como mascota y por suerte el padre sigue siendo igual de bonachón que siempre.
Ciertamente, el guión ha mejorado sobremanera con respecto al primer número pero nos quedamos sin nada relevante hasta casi la mitad del segundo. Inmediatamente nos toca una lucha, esta vez algo mejor desarrollada que las anteriores aunque con casualidades demasiado extrañas como el que un colegio tenga una estatua de piedra con una espada de considerable tamaño. Acabaremos con un último capítulo donde se nos explica de una forma muy rápida toda la historia de todos los personajes. En un solo capítulo no sienta bien tanta información, y menos sin espacio posterior para asimilarlo. Luego nos deja con un mediocre cliffhanger de una próxima guerra, tras una relación sexual incestuosa si tomamos a hermanos adoptivos dentro de la calificación del incesto.
Bakemono
Los personajes consiguen la difícil tarea de no empatizar contigo, pues sus actitudes son infantiloides y exageradas en todos sus extremos. Mayu es dependiente hasta el punto que necesita psiquiatría urgente, Mafuyu directamente pasa de todo aquél que no sea él y un gato antropomorfo tiene una líbido exacerbada; siendo el padre el único personaje coherente. Los personajes secundarios no consiguen transmitir nada, lo cual hace que uno se pueda olvidar de ellos sin problemas.
En cuanto al dibujo, si tomamos en cuenta el primer tomo, es más que acertado en líneas generales, con un dibujo limpio, un punto que las artistas dominan. Sin embargo su mayor problema es que pecan de unos diseños no lo suficientemente distintivos entre los personajes, en particular las caras, donde no se diferencia lo suficiente el padre del hijo. Aparte de eso, consiguen una proporciones adecuadas, pero en la perspectiva de las primeras escenas se nota que hace falta pulirla, cosa que logran estabilizar notablemente según avanzan, pero sin tiempo a mostrar un desarrollo completo.

La consistencia no es su mejor baza

Con esto llegamos al final de esta reseña, donde lo más que puedo destacar es que el primer tomo de ‘Bakemono’ pesa como una losa sobre esta historia que les impide despegar como deberían en ‘Bakemono: Luna Roja Preludio’, algo que no se van a poder quitar de encima por mucho que lo intenten. Tomemos en cuenta que ‘Bakemono’ cuando se hizo solamente contaría con un número, en caso de quedarse así la serie lo hubiera sufrido mucho. Me alegro que se haya dado la oportunidad de continuarla para al menos salvar la honra, si bien toda la calidad se concentra en la segunda mitad del segundo tomo y hubiera quedado mejor si encontrasen la forma de distribuir los acontecimientos.
Tampoco ayuda que hayan unos argumentos extraños y poco convincentes para proveer a la gente de poderes y crear el mundo. La excusa del poder de Mayu es su pelo blanco, un argumento difícil de tomar en cuenta si contamos con el albinismo. Tampoco es coherente ni práctico para el lectorque los nombres Mafuyu y Mayu se parezcan tanto, por muy hermanos que sean, pues no hace más que entorpecer la lectura por una lógica insensata. No ayuda que los monstruos reciban el no muy original nombre de Bakemono, que es monstruo en japonés. Solamente digo dos cosas: marca de nacimiento y llamar a los monstruos “entes”, estos consejos los puede tomar cualquiera.
Tristemente, es una obra que difícilmente puedo recomendar a nadie que busque algo que tenga un mínimo calidad. Esta obra parece pensada para quienes busquen personajes simples a más no poder y sin nada de valor tras ellos. Unos personajes insulsos, una historia con una premisa aceptable pero sin esa sensación de buen desarrollo que tanto buscamos, eso es lo que nos dejan estos dos tomos. ¿Podrán salvar los muebles con el tercer tomo? Aunque suene raro, espero que pueda acabar bien esta historia, pero lo tiene muy difícil.

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